ARTÍCULO

Por qué pagar “precio fijo” no siempre es la mejor opción para tu empresa

Durante años, el precio fijo en luz y gas se ha vendido como sinónimo de tranquilidad. Muchas empresas lo eligen para “evitar sorpresas” y tener una factura estable mes a mes. Sin embargo, pagar precio fijo no siempre es la alternativa más eficiente ni la más económica.

En muchos casos, el precio fijo implica pagar de más por una supuesta seguridad que no siempre se necesita.

¿Qué es realmente un precio fijo?

Un contrato a precio fijo establece un coste por kWh que no varía durante un periodo determinado, normalmente 12 meses. Da igual cómo se comporte el mercado: el precio acordado se mantiene.

A cambio de esa estabilidad, la comercializadora incorpora una prima de riesgo, es decir, un margen adicional para protegerse ante posibles subidas del mercado.

Ese margen lo paga la empresa.

El mito de la tranquilidad

El principal argumento a favor del precio fijo es la tranquilidad. Sin embargo, conviene hacerse una pregunta clave:

¿Tranquilidad para quién?

  • La comercializadora elimina su riesgo

  • La empresa asume un precio más alto durante todo el contrato

En mercados estables o bajistas, el precio fijo no protege, penaliza.

Por qué el precio fijo suele ser más caro

1. Incluye un “seguro” oculto

El precio fijo funciona como un seguro. Y como todo seguro, se paga aunque no se use. Si el mercado no sube (o baja), ese sobrecoste no se recupera.

2. No se adapta al consumo real

Las empresas no consumen igual todo el año. Un precio fijo:

  • No aprovecha horas baratas

  • No se ajusta a cambios de actividad

  • Ignora la estacionalidad

El resultado es una tarifa rígida para una realidad flexible.

3. Bloquea oportunidades de mejora

Con precio fijo, no se pueden aplicar mejoras de mercado durante la vigencia del contrato. Si aparecen mejores condiciones, la empresa queda atada.

¿Cuándo tiene sentido el precio fijo?

El precio fijo no es malo por definición, pero solo encaja en ciertos escenarios:

  • Empresas con consumo muy predecible

  • Alta aversión al riesgo

  • Presupuestos cerrados sin margen de desviación

  • Momentos de alta volatilidad y tendencia claramente alcista

Aun así, debe analizarse caso por caso.

Alternativas al precio fijo

Precio indexado bien gestionado

Un precio indexado sigue el mercado mayorista. Bien gestionado, permite:

  • Aprovechar bajadas

  • Ajustar estrategias

  • Pagar un precio más cercano al real

Con un gestor especializado, no es más arriesgado, es más transparente.

Modelos mixtos

Cada vez más empresas optan por:

  • Fijar una parte del consumo

  • Indexar otra

  • Revisar condiciones de forma periódica

Esto reduce riesgo sin renunciar al ahorro.

El verdadero riesgo no es el mercado, es no gestionar

Muchas empresas eligen precio fijo porque nadie les gestiona la energía.
El problema no es el tipo de tarifa, sino la falta de control.

Una buena gestión energética:

  • Anticipa cambios

  • Ajusta contratos

  • Propone mejoras antes de que el mercado cambie

La tranquilidad no viene del precio fijo, sino de tener a alguien vigilando la energía.

El precio fijo no siempre es la mejor opción para una empresa.
A menudo es la opción más cómoda, pero también la más cara.

Antes de elegir estabilidad, conviene preguntarse:

  • ¿Estoy pagando por tranquilidad o por falta de gestión?

  • ¿Mi consumo justifica un precio fijo?

  • ¿Estoy renunciando a oportunidades de ahorro?

La energía no es un gasto más: es una variable que, bien gestionada, puede jugar a favor de tu empresa.

El impacto del precio fijo en presupuestos y decisiones financieras

Muchas empresas eligen precio fijo pensando que facilita la planificación financiera. Sin embargo, esta previsibilidad es aparente.

Un precio fijo elevado:

  • Infla artificialmente el coste energético anual

  • Reduce margen operativo desde el primer mes

  • Dificulta comparar si la energía está bien gestionada

En la práctica, el presupuesto es estable, sí, pero sobre un coste innecesariamente alto. Una empresa eficiente no solo busca estabilidad, sino optimización del gasto real.

Además, cuando la energía se contrata sin revisión periódica, se convierte en un gasto “automático” que no se cuestiona, perdiendo oportunidades claras de mejora.

Precio fijo vs gestión activa: dos enfoques opuestos

El precio fijo representa un enfoque pasivo:
“Firmo y me olvido”.

La gestión energética activa, en cambio:

  • Analiza el mercado

  • Ajusta decisiones

  • Revisa condiciones

  • Propone cambios cuando conviene

Las empresas que optan por gestión activa no dependen de un precio, sino de una estrategia.

Y esa diferencia, a medio plazo, se traduce en ahorro, control y ventaja competitiva.

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